Esta pregunta me la llevaba haciendo ya un tiempo, porque últimamente he oído hablar mucho de ella tanto en el cole como a amigas que han tenido recientemente hijos. Por lo que iban comentando y lo que yo también iba leyendo por internet, tenía una ligera idea de lo que era pero notaba que había aspectos que se me escapaban.
Por eso, cuando Bei del blog Tigriteando ofreció una formación gratuita en Disciplina positiva para este confinamiento, no lo dudé y me apunté en seguida.
Y la verdad es que me encantó. Como Bei explica en una de sus lecciones, yo al principio me encontraba en un punto en el que era medio consciente de lo que significaba la «disciplina positiva» pero me sentía frustrada porque quería saber más pero no encontraba dónde podía obtener más información sobre ella. También me pasaba que, ya sabéis que cuando la información pasa de una persona a otra es un poco el teléfono loco, y muchos de los datos que me llegaban sobre esta forma de educar me chirriban.
Gracias a este curso he podido tener una visión general de ella y lo más importante, es que me ha despertado las ganas de conocer más sobre el tema.
La disciplina positiva podríamos decir que es una forma de educar basada en encontrar un equilibrio entre nuestras necesidades como adultos y los límites que nos hacen falta para nuestra rutina diaria y las necesidades que tienen los niños.
Se trata de una educación en la que los niños participan de manera activa, ya que tomamos acuerdos y establecemos normas de convivencia con ellos que todos los miembros (tanto de la familia como del grupo clase) tienen que cumplir. Esto no significa, (es fácil caer en este pensamiento), que los niños deciden todo el tiempo qué es lo que quieren hacer y cómo, si no que llegamos a pactos entre lo que los niños quieren hacer y lo que los adultos consideramos que tienen (o más bien tenemos )que hacer.
Es decir, el adulto es firme en lo que comunica pero al mismo tiempo es amable y valora los sentimientos de los niños en cada momento.
Os pongo un ejemplo que tomo del curso de Bei:
Si vamos al parque con los niños después de un día lluvia, puede pasar (como es habitual), que los niños se metan en los charcos y tú como madre/padre enfadarte y llevártelos a casa echándoles la bronca porque van totalmente mojados y pueden resfriarse.
Sin embargo, si antes de salir de casa les avisamos de que si se mojan con los charcos que haya en el parque, tendrán que volver a casa para cambiarse y ellos aceptan, si eso sucede, es posible que evitemos las rabietas ya que ha sido algo que se ha hablado y pactado previamente.
Como he comentado antes, el adulto también tiene que sentirse bien en todo este proceso, por lo que la disciplina positiva apuesta por el «autocuidado» de cada uno. Es decir, cuando veamos que nuestra paciencia se va agotando a lo largo del día y que si seguimos es posible que tengamos una respuesta desmesurada hacia la otra persona (sea un niño o un adulto), es necesario buscar un «tiempo fuera positivo» o alguna actividad que nos ayude a relajarnos y volver a llenar «la jarra de nuestra paciencia». Esta actividad puede ser darse un baño relajante, o simplemente bailar, dar una vuelta… Lo que a cada uno le venga bien. Y este tiempo para uno mismo, no se entiende como un acto de egoísmo, ya que si tú estás bien, el niño está bien.
En esta entrada quería dejar solo unas pinceladas de lo que he aprendido con este curso para animaros a qué cojáis lo que más os guste de ella. Yo soy partidaria de no acogerte a una metodología única, porque esté de moda o llame más la atención, si no a ir cogiendo de cada una de ellas lo que más te guste y sobre todo, lo que más coincida con tu manera de entender la educación. Si tú no estás feliz y convencido de lo que haces (sea en casa o en el aula), no vas a poder transmitir esa pasión y seguridad que los niños necesitan para motivarse en los aprendizajes.
Si queréis saber más, podéis visitar los siguientes enlaces:
- Asociación de Disciplina Positiva española.
- Tigriteando (tiene muchas entradas relacionadas con el tema)
La autora de tigriteando, nos recomienda empezar por este libro (que es lo que voy a hacer yo en cuanto lo tenga ):
«Cómo educar con firmeza y cariño». Jane Nelsen.
Otro libro interesante, según esta autora del blog, es éste:
«Crianza incondicional. De los premios y castigos al amor y la razón». Alfie Kohn.
Me gustaría acabar con una frase de Jane Nelsen, que es la impulsora de la Disciplina Positiva junto con Lyyn Lott, para invitaros a una reflexión:
Los niños se «portan» mejor cuando se sienten mejor. ¿De dónde hemos sacado la loca idea de que para que los niños se porten mejor antes se tienen que sentir peor?.